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Pirotecnia: una Navidad con menos ruido en la ciudad

El fenómeno se repitió en varios distritos del país. Uno de los puntos a tener en cuenta fue la escasez del producto, ya que en su gran mayoría es importado. La pandemia y el poco clima festivo fueron otros de los aspectos que impactaron.

Este año se conjugaron varios factores para que en los primeros minutos del 25 de diciembre, no hubiera tantas bombas de estruendos en la ciudad como en años anteriores.

La situación económica, el contexto de pandemia y la concientización acerca de la pirotecnia no sonora fueron algunas de las razones del notable descenso del uso.

Una marcada baja en la utilización de bombas de estruendo, y en consecuencia, una menor cantidad de accidentes por quemaduras, fue el dato alentador que se observó en varias provincias y ciudades de Argentina, situación que fue posible a partir de la actitud responsable de buena parte de la población.

En la ciudad, históricamente se observaban puestos callejeros de pirotecnia. Este año, por la escasez de este producto, sumada al poco ánimo de celebración, no hubo tantos inconvenientes con los también denominados “cohetes”.

Es que la pandemia por el coronavirus provocó un cambio de hábitos en muchos aspectos. En principio, el confinamiento de los primeros meses y las restricciones que hubo por momentos, hicieron que muchas personas sólo quieran compartir un momento agradable con sus familiares.
Además, la importación de este producto y de muchos otros, se cortó con la cuarentena.

Otro de los factores es la toma de conciencia de un sector de la sociedad que busca evitar la utilización de la pirotecnia sonora que resulta dañina tanto para ciertas personas que padecen las consecuencias de estos productos como para los animales.