En los márgenes de una ruta 123 en el acceso al camiso al basural municipal, una persona encontró una ofrenda compuesta por diferentes objetos. A simple vista parecía una mezcla de símbolos religiosos como figuras de santos junto a elementos más peculiares como una escultura femenina y una campana de bronce.
Si bien desde la redacción desconocemos el significado preciso de este particular arreglo, por la configuración y ubicación se intuye que podría tratarse de algún ritual mágico o práctica esotérica. Estas tienen raíces antiguas y forman parte integral de las creencias de muchas culturas, aunque a simple vista resulten inexplicables.
Más allá de su finalidad, lo que más me llamó la atención fue el sentimiento que denotaba quien lo depositó: un deseo muy íntimo de comunicarse con fuerzas superiores en busca de guía, protección o cura.
La persona que encontró nos decia «Yo por el respeto por las tradiciones ajenas, opté por no tocar nada y continuar mi camino sin juicios.»
La fe se manifiesta de formas misteriosas, y aunque desconocidas, merecen igual consideración.